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En una pausa, el mundo se transforma. Antonio Ochoa (fuente:wwww.eleconomista.com.mx)

Buenos días, buenas tardes, buenas noches, como siempre saludándote con gusto en todos los tiempos y conjugaciones; una vez hechos los honores, vayamos a la crónica de lo agrícola en esta imperdible enseñanza de nuevas cosas

Hemos estado por años en esto de los mercados de commodities, leyendo sobre el acontecer de la cadena energética/agroindustrial, y nos jactamos de tener un cierto oficio en la lectura de dichos mercados, tal vez no por el despliegue de inteligencia que poseemos, pero si por la repetición de eventos.

Los commodities tienden a mostrar ciclicidades; por ende, sólo basta prestar atención y tratar de detectar la entrada de un ciclo y su salida. Enjuague y repita el tratamiento. A eso le llamaremos análisis perpetuo de fundamentales.

Insisto en considerar que tenemos en la espalda varios años de aplicar este tratamiento y hemos desarrollado una fina mecánica de análisis y prospección.

Los tiempos cambian, y a eso le llamamos disrupción, y estamos justo en uno de esos momentos de alta disrupción, uno de esos que cambian el orden de lo presente y lo transforman en una nueva realidad.

Permíteme llevarte al pasado brevemente. Hace poco más de 30 años el mundo vio y vivió la caída del Muro de Berlín, con todo lo que eso implico. En lo que nos respecta, la caída del muro fue la peor victoria del capitalismo. Los países comunistas eran altamente ineficientes en términos productivos, el socialismo tiende a igualar el resultado del esfuerzo colectivo, y eso tiende a mediocre. Estos países excomunistas eran altamente dependientes de la importación de alimentos; sus sistemas de producción agrícola eran pulverizados. Parcelas minúsculas, sin tecnificación, que eran más un medio de subsistencia y autoconsumo. Se sembraban variedades agrícolas sin mejoramientos genéticos que aseguraban trabajo, pero poca eficiencia, y ahí es donde la paradoja se daba, pues estos países se jactaban de igualitarios y justos socialmente, para dejar su soberanía totalmente en manos de los contrincantes ideológicos. La razón de lo anterior es muy sencilla, sin alimentos importados no sobrevivían. Es así de fácil.

Ningún país socialista-comunista fue capaz de lograr autosuficiencia alimentaria y ahí es donde les tenían del pescuezo para no ser soez y desmerecer el espacio presente. El tema es que, en esos tiempos, para citar un ejemplo puntual, los norteamericanos le aplicaron un embargo de granos y alimentos a los rusos.

De esa manera les ponían en orden, cortándoles el flujo de alimentos. En lo más álgido del embargo, la única nación que no se adhirió a la medida fue Argentina, que surtió trigo en tiempo a los camaradas rusos, quienes aprendieron la lección. Ése fue el catalizador del cambio y una vez que los rusos entendieron el mensaje se avocaron a la producción masiva de alimentos sin excusas populistas.

Hoy, sin comunismo ni socialismo, los rusos han dejado de sembrar en macetas; han entendido que la eficiencia no se basa en la agricultura clientelar de autosuficiencia y bajo impacto de crecimiento, y se han convertido en la nación exportadora de trigo más grande del planeta.

Este ciclo agrícola pasado los rusos han levantado más de 75 millones de toneladas de trigo; los ucranianos, más de 32 millones de maíz, y síguele contando. La zona del mar Negro que era cliente del ayer es proveedor del hoy, y el mensaje es claro, si le quieres hacer justicia al campo, prepáralo para tomar vuelos altos, no para fragmentarlo y dejarlo postrado en la labor de manos callosas, pies agrietados y un efímero estado de supervivencia que ni te mata ni te hace realmente vivir.

Para que no te sientas en casa y no pienses que este es mensaje político, la idea de lo anterior es simplemente destacar que hoy vivimos otro momento de disrupción.

Los chinos están siendo obligados a negociar y obedecer un código impuesto por los norteamericanos, y eso en esencia esta dejando a los chinos servidos para salir más rápidamente al dominio del planeta. Si los norteamericanos no los detienen en este momento, en un futuro no muy lejano voltearemos atrás y marcaremos los tiempos presentes como el punto en donde los chinos hicieron la catarsis y, así como mencione que la peor victoria del capitalismo fue vencer al comunismo, lo mismo diremos del tiempo en que oriente se impone a occidente, con todo lo que eso implica.

Terminamos diciendo que tenemos un estadio de vacío informativo en los commodities agrícolas y que estamos de la mano del ir y venir de los chinos, los estadounidenses, la zona del mar Negro y nuestras propias lagunas transformativas… Una oruga una vez hecha capullo no puede regresar a ser oruga, los países con causa igualmente no pueden ir para atrás.

Ánimo.

Antonio Ochoa