Los países de la Unión Europea y la Eurocámara llegaron este lunes a un acuerdo para prolongar un año más, hasta el 5 de junio de 2025, la suspensión de los aranceles y cuotas a las importaciones de productos ucranianos como medida de apoyo a Kiev frente a la agresión rusa.
El acuerdo político provisional incluye, no obstante, medidas de salvaguarda para proteger a ciertos productos europeos, esencialmente agrícolas, en caso de que las importaciones ucranianas no sometidas a tarifas generen problemas en sus mercados locales, algo de lo que se habían quejado algunos Estados en los últimos meses.
«Hemos reforzado las salvaguardas para proteger a los agricultores europeos en caso de turbulencias en el mercado generadas por importaciones ucranianas. Extendiendo las medidas de apoyo comercial otro año, este acuerdo demuestra también la continua solidaridad y el inquebrantable apoyo de la UE a Ucrania», dijo la responsable del dosier en la Eurocámara, la eurodiputada popular letona Sandra Kalniete.
Parlamento Europeo y Gobiernos de la UE habían logrado un primer acuerdo provisional para extender la exención arancelaria el pasado 20 de marzo, pero a la hora de ir a refrendarlo, tanto eurodiputados como Estados miembros se mostraron a favor de reforzar el mecanismo de salvaguardas para los productos europeos extendiendo el periodo de referencia para determinar si las importaciones ucranianas distorsionan el mercado.
El nuevo acuerdo prevé un «freno de emergencia» que obligaría a la Comisión Europea a reintroducir aranceles si las importaciones ucranianas de aves de corral, huevos, azúcar, avena, maíz, miel y grañones superan la media de las cantidades importadas en la segunda mitad de 2021 y en el conjunto de 2022 y 2023. El anterior estipulaba que este cálculo se hiciese en base a las cifras de 2022 y 2023, pero el cerrado este martes lo amplía al segundo semestre de 2021, lo que daría mayor peso a las cifras anteriores a la guerra iniciada el 24 de febrero de 2022. El acuerdo prevé asimismo que la Comisión Europea establezca un sistema para monitorizar las importaciones de grano, en particular de trigo, según explicó la Eurocámara en un comunicado. Además, los legisladores de la UE han respaldado que el Ejecutivo comunitario comience a discutir la liberalización permanente de los aranceles con Ucrania en el marco de la revisión de su Acuerdo de Asociación, que establece una zona de libre comercio entre ambas partes.
En el último año, agricultores de países cercanos a Ucrania como Polonia o Hungría han protestado por el aumento de las importaciones agrícolas de Kiev a sus territorios nacionales, contra las que no podían competir. Parte de esas importaciones se estaba quedando en los mercados polaco y húngaro, entre otros, a precios considerablemente más baratos que los que podían ofrecer los productores locales, en vez de llegar a otros Estados miembros de la UE o a países terceros. Esto llevó a los líderes de la UE a solicitar en marzo que se abordasen las cuestiones relacionadas con estas medidas comerciales en apoyo de la economía ucraniana y que se prepare una solución permanente.
El acuerdo provisional debe ser aprobado oficialmente tanto por los Estados miembros – que tienen previsto hacerlo este martes a nivel de embajadores – como por la Eurocámara, que lo hará en su último pleno de esta legislatura a finales de abril. Si recibe luz verde, las medidas entrarán en vigor a partir del próximo 6 de junio y se aplicarán hasta el 5 de junio de 2025.
España aumentó un 23,6 % sus importaciones de cereales en 2023, marcadas por la sequía nacional y por la influencia de Ucrania. Pese a la invasión rusa se mantuvo como primer proveedor e impactó en el abaratamiento y en las mayores compras de otros países del este europeo.
Las importaciones de cereales alcanzaron 23,2 millones de toneladas en 2023 (4,5 millones más que en 2022), con subidas notables de los envíos de Ucrania (+76,9 %), Rumanía, Bulgaria, Alemania y Polonia, según los datos aduaneros facilitados a Efeagro por la asociación de almacenistas portuarios Unistock.
Con ese incremento, España palió las necesidades extra y la escasez provocada por la peor cosecha cerealista de su historia por la sequía, una situación que contrastó con una abundante oferta internacional y con un aumento del tránsito de grano de Ucrania, pese a vivir su segundo año de guerra.
En los mercados de cereales dominó el «efecto Ucrania», según declara a Efeagro el secretario general de Unistock, José Manuel Álvarez, tanto por sus mayores envíos como porque provocó una bajada de los precios de otros países europeos.
En consecuencia, los operadores e importadores optaron por comprar más a naciones del este europeo, mientras que descendieron las importaciones de Brasil y de Francia, otros dos grandes abastecedores de grano para España.
También crecieron las importaciones de Rusia (+43 %), pero su importancia para las lonjas españolas es inferior, ya que ocupa el puesto número 14 entre los principales países de origen.
Datos por países
Entre los países de origen del cereal importado, Francia ocupa el segundo lugar (2.751.326 toneladas), con una caída del 14,4 % en 2023, según Unistock.
Brasil es el tercero, con 2.318.074 toneladas y una fuerte bajada del 46,8 % anual, ya que en 2022 los operadores recurrieron más al país suramericano ante las tensiones del inicio de la invasión rusa.
Infografía sobre las importaciones españolas de cereales en 2022 y 2023. Efeagro/Borja García
Les siguen dos países de la Unión Europea (UE) y del mar Negro que registraron un aumento considerable de sus envíos: Rumanía, con 1.811.549 toneladas (+56 %), y Bulgaria, con 1.438.031 toneladas (+225,19 %).
Canadá envió a España 988.319 toneladas (+64,9 %); Alemania, 952.306 toneladas (+244,89 %); el Reino Unido, 918.513 toneladas (+51,22 %); Polonia, 612.463 toneladas (+105,4 %); Lituania, 460.102 toneladas (+15 %); Letonia, 448.694 (-6,9 %); Portugal, 375.122 toneladas (+41,75 %) y Dinamarca, 269.275 (-2,3 %).
España importó 259.094 toneladas de Rusia, un 43 % más que el año anterior.
También en 2023 acabó el acuerdo para facilitar la exportación de grano del mar Negro entre Ucrania y Rusia, auspiciado por la ONU y Turquía, pero el tránsito ha continuado.
Las protestas de los agricultores
Ucrania se ha convertido, por otra parte, en diana de las protestas de los agricultores de los países de la Unión Europea (UE), especialmente en aquellos fronterizos del este o en Francia, que exporta cereal.
Aunque España necesita el grano para su ganadería, las organizaciones agrarias mayoritarias se han sumado a las críticas de sus colegas de otros países contra las ventajas arancelarias la UE a los productos ucranianos, porque los precios han disminuido mucho.
Sin embargo, otras fuentes comerciales han asegurado que es «anómalo» que en España hubiera excedente de grano teniendo una cosecha tan baja por la sequía, y han apuntado que a veces los productores se han resistido y el hueco de su oferta lo ha llenado cereal barato de otros orígenes.
Las protestas han favorecido que el último acuerdo entre las instituciones de la UE para renovar las exenciones arancelarias a Ucrania haya incluido salvaguardas para proteger los bienes agrícolas del bloque comunitario, en productos sensibles como el maíz o la avena.
Impacto de los aranceles a Rusia
La Comisión Europea (CE) ha propuesto elevar los aranceles a las importaciones de cereales rusos y bielorrusos como el trigo, el maíz, la cebada y el mijo hasta 95 euros por tonelada, con el objetivo de evitar que Moscú utilice los ingresos para financiar la guerra contra Ucrania.
La patronal de comerciantes mayoristas Accoe ha alertado de que la medida «puede afectar mucho a los barcos que están en tránsito entre los dos países» y encarecer el coste para las empresas españolas.
Accoe ha pedido, en una carta dirigida al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, a la que ha tenido acceso EFE que se considere una «excepción» a los embarques realizados antes de la publicación de la subida de aranceles a Rusia, pero pendientes de llegada o despacho en los Estados miembros de la UE.
Los exportadores privados han cancelado la venta de 504.000 toneladas de trigo estadounidense para su entrega a China, la mayor cifra en datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) que se remontan a 1999.
Las tres cancelaciones ocurrieron el 7, 8 y 11 de marzo, según el USDA. China había realizado varias compras de trigo estadounidense en diciembre de 2023.
Las cancelaciones de China del trigo rojo blando de invierno (SRW, por sus siglas en inglés) se deben a la caída de los precios mundiales del trigo, dijo Tanner Ehmke, economista de granos y oleaginosas de CoBank, a World Grain.
«Los precios FOB del trigo ruso y ucraniano han caído por debajo de los 200 dólares por tonelada, mientras que los precios de los SRW estadounidenses superan los 220 dólares por tonelada», dijo. «Las exportaciones de Rusia se ven favorecidas por la debilidad de su moneda».
En el último año, el rublo ruso frente al dólar estadounidense ha bajado un 15%.
«El mercado también está valorando las expectativas de otra gran cosecha de trigo ruso, ya que la humedad del suelo en la región es favorable de cara a la primavera», dijo Ehmke.
La semana pasada, el Ministerio de Finanzas de China dijo que gastará 140.630 millones de yuanes (19.600 millones de dólares) en el almacenamiento de granos, aceites comestibles y otros materiales, un aumento del 8,01% con respecto al año pasado.
El campo europeo está en plena crisis, con movilizaciones generalizadas en el Viejo Continente en un momento clave en el que se decide la nueva Política Agraria Común (PAC). El sector primario ha perdido relevancia en el tejido productivo: menor peso de la industria y la agricultura en favor de los servicios, parte del proceso de desarrollo y globalización de las economías. La situación del campo español deja luces y sombras, pues ha sabido adaptarse al clima para mejorar su eficiencia y productividad frente a Europa: han rentabilizado y optimizado el uso del agua, es un actor importante en el exterio, pero también refleja la ‘cara b’ por sus condiciones laborales precarias y la dificultad de los pequeños empresarios para rentabilizar su trabajo.
Desde 1995 ha ganado 14 puntos de productividad frente a la Unión Europea, el único sector que consigue mejorar en el indicador ‘maldito’ de la estructura productiva en nuestro país, según datos que recogen del Banco de España (BdE) Fedea y los economistas. España ha vivido un proceso de terciarización de su economía. La agricultura sigue siendo importante y nutre el país, pero su peso en el empleo ha caído del 14,1% al 3,5%.
La incorporación de maquinaria y el regadío son dos elementos clave para entender cómo la agricultura ha mantenido su Valor Añadido Bruto real en el 3% del PIB, batiendo a los vecinos europeos. Montserrat Cortiñas, vicesecretaria general de Unión de Pequeños Agricultores (UPA), cree que gran parte del éxito del campo español obedece a las grandes inversiones acometidas en regadío, responsable del 60% de la producción total.
La inversión justifica los grandes avances en productividad dentro de este sector en un entorno climático que endurece las reglas del juego. Javier Alejandre, del gabinete técnico de UPA, considera que «los regadíos permiten que la variabilidad del clima se vea minimizada y aislar la sequía». «Somos tan buenos que hemos transformado un desierto como Almería en un vergel con agua y profesionalidad», subraya Pedro Barato, presidente de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja).
Alejandre detalla que «las inversiones se han centrado, más que en el incremento de la superficie, en cómo se ha optimizado el uso del agua. Así lo que se consigue es más producción con menos insumo, con menos uso de agua». En este sentido, se ha evolucionado del riego por manta a un riego por aspersión o por goteo. El experto también considera que la concentración parcelaria ha permitido reducir costes: parcelas más grandes permiten introducir cambios más fácilmente.
«En muchos terrenos el riego se hace a través de microordenadores, lo que dosifica el agua a demanda en la planta», explica Barato. El presidente de Asaja añade que también ha habido una importante evolución en maquinaria y que se ha innovado junto con las Universidades para vender las virtudes de los productos españoles.
Competitivos en el sector exterior
El patrón exportador español descansa en el intercambio de bienes, donde la agricultura es fundamental para medir fuerzas en el extranjero y ganar competitividad. Su cifra de exportaciones alcanzó en 2022 un valor de 69.645 millones de euros (el 17,5% de todas las exportaciones de bienes en España).
Desde Asaja, Barato destaca que «somos competitivos en frutas, hortalizas y sectores como el porcino, pero en leche, cereales y ovino, por ejemplo, sufrimos por la sequía», aunque puntualiza, «se han industrializado muchas explotaciones ganaderas, especialmente en porcino». «La mejora genética de nuevas variedades de alimentos o la optimización de los insumos justifica este crecimiento», dice Cortiñas.
Los pequeños agricultores asientan la mejora de productividad en el mayor número de variedades de todos los alimentos (destacando los productos hortícolas o los cereales) y la mejora de los fertilizantes.
El técnico agrícola de UPA habla también de una mejora en las técnicas de cultivo. «Una parte significativa del olivar y del viñedo se han puesto en riego por goteo y han pasado de conformaciones en vaso a espaldera, en el caso del viñedo; y en el caso del olivar, en intensivo y superintensivo, que aumentan la producción de una forma importante», explica Alejandre. Un olivar tradicional pude dar entre 1.000 y 5.000 kilos de aceituna por hectárea, y un olivar superintensivo entre 12.000 y 14.000 kilos.
Condiciones laborales, la otra cara
Los datos macro muestran una mejora en la eficiencia del negocio. Pero la parte micro refleja que el sector con los salarios más bajos y una elevada temporalidad. En muchos casos el campo lo labran microempresas o trabajadores autónomos, aquellos que tienen una mayor dificultad para acceder a créditos y para amortizar las inversiones.
«Cada vez hay que invertir más en costes», denuncian desde la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (Coag). «En 2003 para tener un euro de producción se tenían que gastar 0,35 céntimos en insumos; en 2022 había que gastar 0,54 céntimos en insumos», señalan.
Las nóminas antes de impuestos no alcanzan los 1.500 euros, una brecha de unos 600 euros con el salario medio en nuestro país. La compensación retributiva va aparejada a un volumen de producción menor que el de otros sectores como la industria, pese a la citada mejora en la carrera con Europa.
Álvaro Areta, técnico de Coag, advierte de que cada vez menos ocupados agrarios. «Desde 1996 hasta 2019 se produce una caída de las horas dedicada a la agricultura y también se ha pasado de 1.105.000 ocupados en el sector a 793.000». Las condiciones laborales obligan a los empresarios a buscar trabajadores en el extranjero, una práctica cada vez más común que se ha intensificado durante este siglo y que se retroalimenta con el éxodo de profesionales a las ciudades.
París (AFP) – Cuando faltan cinco meses para la cosecha en el hemisferio Norte, la feroz competencia internacional entre exportadores está alimentando la tendencia a la baja de los precios de los granos.
Los precios volvieron a la baja el miércoles en el mercado europeo, con el trigo por debajo de los 210 euros por tonelada (226 dólares) y el maíz por debajo de 180 euros por tonelada (193 dólares), el nivel más bajo en dos años y medio.
En el mercado estadounidense, el maíz cayó durante la sesión a su nivel más bajo desde diciembre de 2020, a 4.335 dólares por ‘bushel’ (25,4 kg).
«La clave hoy en los mercados es la gran competencia en la escena internacional prevista en la segunda mitad de la campaña [antes de la cosecha del verano boreal] y que limita cualquier potencial aumento de precios», apunta Arthur Portier, consultor de Agritel – Argus Media Group France.
Reservas en Rusia
La competencia es aún más severa porque todavía quedan grandes volúmenes por exportar, especialmente en Europa y en la cuenca del mar Negro.
En Rusia, el mayor exportador de trigo del mundo, «todavía había 22 millones de toneladas de trigo en granjas en diciembre, en comparación con 13 millones hace dos años. (…) En este contexto, el que sea más barato gana», señala Portier.
En Estados Unidos, la exportación de cereal de pan se enfrenta a la feroz competencia europea, rusa y también ucraniana, según Jack Scoville, de Price Futures Group.
De hecho, Ucrania ha logrado un regreso espectacular a la escena agrícola mundial, con exportaciones a través de los puertos de la región de Odesa de 4,8 millones de toneladas en diciembre (incluyendo todo tipo de granos) y 4,3 toneladas métricas (MT) en enero, apunta el analista de Agritel.
Esto eleva las exportaciones agrícolas totales de Ucrania (en transporte fluvial, ferroviario y por carretera) a más de 6 MT en enero, frente a menos de 4 MT en septiembre.
«Subastas» en el Canal de Panamá
En Estados Unidos, a pesar de las «buenas ventas» de maíz la semana pasada y de un nuevo contrato en México el lunes por 155.000 toneladas, los precios siguen orientados a la baja, señala Jack Scoville.
Los mercados están «tranquilos», pendientes de tres informes sobre las previsiones de producción y exportación en Estados Unidos, Canadá y Brasil, explica Nick Paumen, de la cooperativa CHS.
El experto espera un aumento de las existencias de soja de Estados Unidos y un aumento de la producción argentina.
En Brasil, las difíciles condiciones climáticas han retrasado la cosecha de soja y también la siembra de maíz para la ‘safrinha’ (la segunda cosecha anual), lo que podría llevar a una revisión a la baja de la producción en este país, tanto de maíz como de soja.
Por el momento, según Alan Brugler, de Brugler Marketing and Management, los precios de la soja brasileña «son más bajos que los estadounidenses», mientras que la oleaginosa cayó el lunes a su nivel más bajo desde principios de noviembre de 2021 en la Bolsa Mercantil de Chicago.
Además, Estados Unidos, cuyos clientes de soja se encuentran en Asia, sufren las restricciones a la navegación en el Canal de Panamá por la sequía.
La autoridad que administra el canal «subasta el derecho de paso y, muy a menudo, los buques de carga llenos de granos no pueden competir contra las compañías de petróleo y gas», apunta Alan Brugler.
Si bien el Matif de trigo en París cotiza cerca de su nivel más bajo en tres años, las nuevas perspectivas para las cosechas francesas son sombrías… la proporción de cosechas en buenas/excelentes condiciones está sustancialmente por debajo del promedio debido a condiciones climáticas desafiantes.